Comunicado de l’Associació d’Amistat amb la República de Bielorússia en conmemoración del día 23 de febrero, día del Ejército Rojo
L’Associació d’Amistat amb la República de Bielorússia, fiel a sus principios de solidaridad con el pueblo soviético, conmemora y honra el 23 de febrero de 1918 como fecha en la qué Vladímir Lenin decretara su establecimiento, tras la fusión de 20.000 Guardias Rojos con 200.000 marineros de la Flota del Báltico, a quienes se unieron un puñado de soldados de la guarnición de Petrogrado. Comenzaba así, poco después de la Revolución de Octubre y con el fin de combatir a sus enemigos, los llamados Ejércitos Blancos, una de las páginas más gloriosas de la historia militar de la de la Unión Soviética. Igualitario en sus orígenes, el Ejército Rojo reputaría victoria tras victoria, de modo que, para el año 1921, ya había derrotado cuatro Ejércitos Blancos y rechazado cinco contingentes armados extranjeros que habían intervenido en la Guerra Civil con el fin de hundir el embrionario estado socialista soviético. Al acabar la Guerra Civil, se convirtió en un ejército regular, donde se estrenarían los miles y miles de oficiales formados en las recién instauradas academias militares.
Tras su participación en la Guerra Civil y, en los años siguientes, en la Guerra polaco-soviética, el Ejército rojo aprovechó la industrialización de los años treinta, promovida por Stalin, y desarrolló un concepto altamente sofisticado de guerra móvil, que confiaba en enormes formaciones de tanques, aeronaves y tropas aerotransportadas diseñadas para atravesar la línea enemiga y llevar la batalla a lo más profundo de la retaguardia enemiga.
De ahí su papel decisivo en la Gran Guerra Patria, cuando, gracias al profesionalismo y a los constantes sacrificios del Ejército Rojo, se conseguiría la liberación de toda la Europa ocupada por la barbarie Nazi. El Ejército Rojo resultó ser el ejército terrestre más poderoso de la historia con cinco millones de soldados, y más tanques y artillería que todos los otros países juntos. Su nombre fue, entonces, cambiado a Ejército Soviético. La Alemania nazi perdió más del 80% de sus mejores tropas mientras luchaba contra la Unión Soviética, pero la derrota de la Wehrmacht vino, no obstante, con el coste de siete millones de soldados y quizá 27 millones de civiles muertos, siendo de lejos las pérdidas más altas de cualquier país durante la guerra.
Europa está y estará siempre en deuda permanente por el papel desarrollado por el pueblo soviético y su ejército en la victoria contra las tropas Hitlerianas.
El ejército soviético ha escrito páginas brillantes en la historia, no podemos ahora olvidarnos del solidario papel jugado en Afganistan. El año 1979 un gobierno progresista toma las riendas de ese país y inmediatamente se aplicaron medidas para sacar al pueblo del atraso y la miseria. En un primer momento distribuyeron tierra a 250 mil campesinos, liberaron 8 mil presos políticos y declararon la educación universal para ambos sexos. La Revolución canceló las deudas de los trabajadores agrícolas, arrendatarios y pequeños propietarios.
La tasa de mortalidad infantil de menores de 5 años pasó de 380 en 1960 a 300 en 1988; el 80 % de la población urbana accedió a servicios de salud; el 63 % de los niños y niñas realizaron el curso escolar en 1985-87; la esperanza de vida pasó de 33 años en 1960 a 42 en 1988. Se aumentó en un 50 % el número de médicos, se crearon por primera vez jardines de infancia y casas de reposo para los trabajadores. Para 1985 se había logrado un incremento del 80 % en camas de hospital. El gobierno envió brigadas médicas a regiones apartadas.
Centenares de miles de personas fueron alfabetizadas. El régimen revolucionario imprimió textos en los idiomas afganos. El gobierno formó profesores, construyó escuelas e instituyó hogares para huérfanos.
No tardaron las fuerzas reaccionarias de Afganistán, apoyadas por USA, en combatir violentamente al gobierno popular. Empezaba así un Yihad dirigida y organizada por la Casa Blanca que contó con la colaboración sumisa de Pakistán y Arabia Saudí.
El único país en el área dispuesto a ayudar a la revolución afgana era la Unión Soviética. Ante la magnitud de la injerencia imperialista extranjera la URSS decide intervenir militarmente para sostener el gobierno progresista afgano.
El pueblo afgano gracias a la desinteresada ayuda soviética tuvo una oportunidad histórica de obtener un desarrollo pacífico y construir una sociedad más justa..
Es importante, ahora más que nunca, RECORDAR la importancia de la gesta del ejército soviético en territorio afgano.
L’Associació d’Amistat amb la República de Bielorússia ha sido partidaria siempre de la resolución pacífica de los conflictos internacionales, por este motivo rendimos honores al heróico y glorioso papel jugado por el ejército soviético creado un 23 de febrero de 1918.
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