La victoria de Lukashenko en Bielorrusia
Información de La Vanguardia proporcionada por un compañero. Es un artículo antiguo pero parece interesante.
Rafael Poch
La Vanguardia. España, 10 de septiembre.
MINSK.- La oposición bielorrusa no logró desplazar del poder por las urnas al Presidente Aleksandr Lukashenko en los comicios presidenciales de ayer, cuyos resultados calificó de "falsificados". Lukashenko, que recibe un nuevo mandato de 5 años, venció sin necesidad de una segunda vuelta. Sus oponentes no lograron reunir, anoche bajo la lluvia en Minsk, mas que a mil manifestantes en protesta, en su mayoría adolescentes.
La oposición bielorrusa es una coalición variopinta de gente indignada por los métodos de la autocracia. Socialmente débil y carente de líder, ésta oposición representa, sin embargo, un paso adelante en comparación con Rusia, donde todavía es impensable que los abusos de las autoridades unan a sectores tan diversos como los liberales occidentalistas, comunistas y nacionalistas. No es ésta la única consideración que permite un moderado optimismo sobre el futuro del país.
Los sectores más lúcidos de la oposición reconocen que el patronazgo occidental a su causa presenta tintes de "república bananera". El candidato de la oposición, Vladimir Goncharik, es un producto de la labor del representante de la OSCE en Bielorrusia, Hans-Georg Wieck, ex jefe de los servicios secretos alemanes. En Minsk, el principal diplomático denunciante de "escuadrones de la muerte" en Bielorrusia es el embajador americano Michael Kozak, que trabajó en ( y sobre) América Central en la época en la que régimenes tutelados por Washington protagonizaron las peores violaciones de derechos humanos de los años ochenta. "Verdaderamente es una situación penosa", reconoció a nuestro diario Svetlana Naumova, una de los "cerebros" de la campaña de la oposición.
Naumova no excluye que el resultado a medio plazo de las elecciones de ayer sea algún tipo de "acuerdo nacional" con el régimen de Lukashenko. En vísperas de las parlamentarias de octubre del año pasado, Lukashenko lanzó señales de paz a Occidente y a su oposición, a la que propuso un "diálogo político-social abierto a todas las fuerzas de la sociedad". La oposición no consideró seria la oferta, y la administración norteamericana financió el boicot a aquellas elecciones, una operación fallida en la que los europeos no entraron y que dividió aun más a la oposición entre partidarios y adversarios del boicot. Fuentes próximas a la presidencia aseguran que el régimen se dispone a iniciar ahora un proceso de apertura económica. El propio Lukashenko se declara dispuesto a "ampliar los poderes del parlamento", que suprimió por referendum en 1996 -igual que en Rusia en 1993, pero sin sangre. Si Lukashenko cumple su palabra y la Unión Europea se desmarca de la política que personifica gente como el embajador Kozak y no insiste en confundir Minsk con Belgrado, podría llegarse a una situación mas saneada en Bielorrusia.
Con todos sus defectos, Lukashenko fue el hombre que resolvió, tras ser elegido presidente con el 80% de los votos en 1994 en unas elecciones limpias, el caos de estilo ruso que una administración al gusto de Occidente creó en el país entre 1991 y 1994. Con Lukashenko Bielorrusia ocupa el puesto 57, sobre 174 estados, en el "índice de desarrollo humano" de la ONU (que relaciona renta per cápita, alfabetización y esperanza media de vida), es decir el primer puesto de la CEI, por delante de Rusia (puesto 62) y de Ucrania (78). Con Lukashenko Bielorrusia ha preservado su industria, su estado social (educación y sanidad siguen siendo gratis), desconoce los niveles rusos de bandidismo y corrupción y no ha abandonado a los jubilados, seguramente uno de los aspectos más bárbaros de la situación en Rusia y Ucrania.
El Presidente bielorruso es descrito, por fuentes que le conocieron bien, como "enormemente desconfiado y tendente hasta lo absurdo a controlarlo todo personalmente". Todas sus elecciones y referendums han sido convenientemente "organizadas", incluidas las de ayer, con la habitual lista de abusos e irregularidades. La oposición incluye en esa lista el hecho de que el 14% del censo votara anticipadamente a lo largo de cinco días. La cuestión es que tales "elecciones organizadas" ocurren también en Rusia y Ucrania, a cargo de presidentes con una gestión mucho mas desastrosa que la de Lukashenko y que merecieron trato de favor (y créditos que fueron robados) de parte de Occidente.
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